TESTIMONIO DEL HERMANO JOSE ANTONIO DE LA ROSA
Hermano José
Antonio de La Rosa, también conocido como José A. De la Rosa, un Evangelista
que trabajó y vivió por FE
Se convirtió en
año de 1971 en la Iglesia Fe Apostólica del barrio Villa Duarte de Santo Domingo capital de dominicana, le predicó un
hermano CIEGO cuyo nombre si mal no recordamos le decían hermano Panchito, pero
decía el hermano José Antonio “yo era mas ciego que él, porque el tenia vista espiritual y yo no”,
ese día se entrega al señor y decía “tenia tanto problema que era para estar en
la cárcel, el hospital o el cementerio, pero que Dios había peleado su batalla
y le había dado la victoria a el.
Después de
muchos años de casado La familia lo abandonó y tuvo que salir de su casa y se
refugió en la iglesia, tenia que ayunar aunque no quisiera, por la necesidad,
dice que su necesidad era tan grande que mirando lo flaco que estaba, le dijo a
Dios un poco desesperado: JEHOVA ME VA DEJAR MALOGRAR, así de espontaneo era el
hermano De La Rosa.
Un día mientras
estaba en la Iglesia como era ya su costumbre alguien llego para darle la
infausta noticia de la muerte de su madre en Puerto Plata, sin un centavo se
puso a llorar y al poco rato llego un hermano al templo y le dijo hermano,
¿porque usted llora?, el le dijo que su madre había muerto, y le pregunto y
¿que usted piensa hacer? Y le dijo no se. Ese hermano le consiguió el pasaje y
pudo llegar a puerto plata y allí entre su familia empezó esa dilatada obra de
evangelista que no paró hasta el día de su muerte.
Después de esa
experiencia de evangelizar su familia en Puerto Plata, empezó a trabajar en la
obra, iba a todos los Avivamientos y acostumbraba a evangelizar casa por casa,
y su testimonio empezada así: Mi nombre es José A. De La Rosa, fui Marino
Mercante, y como marino tenia en cada puerto un amor, pero ahora estoy SOLTERO
SIN COMPROMISO CASADO CON JESUCRISTO, NUNCA MEJOR QUE AHORA Y AHORA MEJOR QUE
NUNCA, trabajo con el patrón que mejor paga, de ese modo iba haciendo amistad mientras
predicaba, de pueblo en pueblo, en el Este, en el Norte, en la línea noroeste y
en la zona del Distrito Nacional, su ayuda en las obras nacientes era
invaluable.
Después de
convertido al señor, durmió muy pocas veces en cama, acostumbraba amanecer en
la iglesia orando y durmiendo en bancos, su vida fue un testimonio de FE, nunca pidió nada a nadie , Dios era quien suplía sus necesidades, y siempre estaba
presto a cooperar con la obra en todo sentido de la palabra, cuando enfermaba
decía: SENOR O ME SANA O ME LLEVA, así vivió y así murió en el señor, Dios
contestó su oración y no permitió que hiciera cama, el mismo día que enfermo,
su hijo lo llevo obligado a la clínica y ese mismo día partió con el señor.
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| El hermano Jose Antonio de la Rosa frente a la Iglesia de Samana |

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